¿Quién no han dicho alguna vez , ¡ten cuidado! ¡No hagas eso !? ¿Os habéis planteado que motivan estas alertas? ¿Realmente existe una situación de peligro? ¿Son nuestros miedos? ¿O no confiamos en la capacidad de la otra persona? Todo en exceso es malo, y la sobreprotección e infundir miedos o temores irracionales en los peques, es peor todavía si pensamos en su buen desarrollo.
Hoy os presento:
«Leo, ¡ten cuidado!» Escrito por Cristina Expósito Escalona e Ilustrado por Luciano Lozano. Editado por Alaestrella.
Recomendado a partir de 3 años. Pero sobre todo es una lectura muy recomendable para las personas que están dispuestas a reflexionar cómo se relacionan con los peques que tienen en su entorno.
¿Qué nos cuenta?
Una historia contada en primera persona por Leo, su protagonista. Leo es un niño que vive en el seno de una familia que le quiere mucho, están muy pendientes de él, le cuidan y le protegen. Solo hay un pequeño detalle, a cualquier hora y ante cualquier actividad tienen una coletilla en la boca, «¡Ten cuidado!»
Leo va por la vida de espectador, no se implica en actividades de «riesgo» propias de su edad, como correr, saltar, hacer alguna bromilla en clase o comer un poco de más en un cumple. Siempre puede haber algo malo que le acecha (un chichón, bajada de notas o dolor de tripa).
Leo solo es libre en sus sueños, donde puede brincar, saltar y correr sin que nadie le diga Leo, ¡ten cuidado! y es que, da lo mismo que esté con sus padres, con sus tíos o abuela, todos viven con ese exceso de precaución en sus vidas, es una herencia de la que no se pueden desprender.
La simbiosis que se ha creado entre el texto y las ilustraciones han conseguido generar una reflexión en clave de humor, sobre un tema muy delicado en la crianza, la sobreprotección. Si bien es cierto que algún momento el texto me ha robado la sonrisa, también me ha invadido un sentimiento de tristeza, el mismo que me ha hecho reflexionar cómo me relaciono yo con mis hijos. Y es que sin darnos cuenta, nuestro egoísmo y tranquilidad sobrepasa el bienestar de nuestros hijos.
Las ilustraciones de Luciano Lozano han sido determinantes para ponernos en el papel de Leo, un niño aparentemente feliz pero que sus expresiones no dicen lo mismo, afortunadamente Leo guarda un secreto, la noche le hace libre, en su imaginación y en el mundo de los sueños no hay peligros que le limiten.
Un final que nos deja el corazón tranquilo con un sentimiento esperanzador.
Algunas reflexiones que me han provocado el texto
Estamos ante una historia que bien podría ser real, ver a Leo como se encuentra limitado en la mayoría o todas las actividades que hacen los niños y niñas de su edad. Me hace reflexionar hasta qué punto lo hacemos por ellos, por su seguridad o por nosotros, por nuestra tranquilidad.
¿Y qué hay detrás de esta sobreprotección?
Puede haber exceso de perfección, miedo, miedo a que cometan errores y se enfrenten al fracaso, miedo a no saber gestionar ese momento de frustración de nuestros hijos. O quizás, sea que su independencia y buen hacer, ponga en peligro nuestro papel de padres “todopoderosos”, que nuestros peques ya no nos necesiten tanto como cuando eran bebés ¿Será un poco de todo?
Estar prohibiendo o sobreprotegiendo continuamente a los peques provoca una privación de otras experiencias que les favorecen el crecimiento y la maduración en su desarrollo.
Emitir continuamente mensajes negativos, generando inseguridades y mostrándoles un mundo peligroso dónde necesitan al adulto para sobrevivir, debilita su autoestima.
Les estamos negando la oportunidad de equivocarse, de experimentar la frustración y el error, dándoles a entender que el error hay que evitarlo a toda costa. Si hacemos por ellos lo que son capaces de hacer con su edad no fomentamos la responsabilidad.
Como sucede en la familia de Leo, en nuestra vida, también reproducimos roles. Echamos mano de ellos cuando nuestro estilo de crianza hace aguas. Educamos como nos enseñaron. No hay una reflexión previa sobre los límites o las prohibiciones.
La sobreprotección es limitarlos en el desarrollo, no dejarles hacer lo que les corresponde por edad. Y es que proteger a tu hijo de algo que no necesita ser protegido, no es protegerlo, es sobreproteger.
Solo puedo dar las gracias al equipo que ha hecho posible este álbum, un álbum que te provoca, que te hace reflexionar y replantearte cómo acompañamos a los peques de nuestro entorno, ya seas padre, madre, abuelo, tía, cuidador o maestra.
En La Crisálida acogemos este álbum ilustrado más que nunca, creemos en las lecturas que nos transforman y nos ayudan a creer tengas la edad que tengas.