Cuando ir al colegio te ahoga, te hace pesar cien veces más que tu peso real y los lunes se tiñen de gris hasta llegar al negro, lo único que deseas es que llegue el viernes, pero el viernes a las tres de la tarde.
El libro que os presento, pretende visibilizar la situación del acoso escolar, un joven que cree morir cada lunes, un joven que en ocasiones cree que no será capaz de llegar al viernes.
Recomendado a partir de 9 años.
Demasiados son los niños y niñas que sufren en silencio esta situación, los hay que piden ayuda y son capaces de sanar sus heridas y otros lo sufren en silencio y quién sabe si vivirán con ellas siempre abiertas. En cualquier caso, todos habrán deseado pintar de azul sus malos días.
¿ Qué nos cuenta?
El texto nos relata lo doloroso que resulta enfrentarse a un lunes, los lunes son difíciles, el personaje cree morir, hace todo lo posible para no comenzar la semana y cuando llega el momento, el peso de lo que le espera le aplasta, le acorrala, le paraliza, pero igualmente tiene que estar, tiene que entrar, el lunes comienza. Se enfrentará a burlas, a la soledad del patio, procurará pasar desapercibido, invisible pero no es posible, siempre hay alguien que lo encuentra, lo acorrala. No hay motivos, no, realmente nunca los hay, es imposible justificar una burla, una agresión o vejación, pero al final pasa, sucede, no lo puede evitar.
Todos saben que eso no está bien, que no hay razón para que suceda, no ha hecho ni dicho nada que justifique lo que le sucede, no es responsable de su situación, pero pasa. Y lo dejan, lo dejamos pasar, porque sí, ellos, nosotros, los que miramos sí somos responsables de lo que le sucede, sí podemos hacer algo, pero no lo hacemos, miran, miramos y se convierten y nos convertimos en cómplices.
Entonces él, cree morir, no quiere vivir. Llegan las tres, es viernes, y su mundo se pinta de otro color, renace, y finge ante sus padres que todo va bien. Allí, en el colegio, se quedan los cuervos, los instigadores, los agresores y los que miran, los que miramos.
En los días que dura en fin de semana, no quiere malos recuerdos, quiere dibujar una gran sonrisa de chocolate en sus tortitas, sentirse en paz, cuidado, arropado, libre, volver a ser aquel niño y soñar con ser igual de feliz despierto que dormido.
Estamos ante una obra, que duele en lo más profundo. Duele porque quizás alguna vez hayas estado en esa piel, duele porque quizás hayas sido cómplice o duele porque quizás hayas sido verdugo. Pero duele, y te hacer recordar, una obra que hará viajar en tiempo y te preguntarás ¿por qué? cada uno con su por qué.
Una obra con un texto sutil, poético y a su vez esperanzador, podemos ver cómo la obra se divide en dos momentos continuos, como el tiempo. Tenemos la angustia de lunes a viernes antes de las tres. El renacer y las ganas de vivir desde el viernes a las tres hasta el domingo. Dos formas de sentir y un mismo personaje. Un mensaje de esperanza, un grito de auxilio y derecho a la vida.
Elena Ferrándiz nos envuelve y nos convierte en parte de la situación a través de sus ilustraciones. Una portada impactante, nos deja con el agua al cuello, a punto de naufragar. Así comienza esta gran obra, un álbum ilustrado cargado de simbolismos, de elementos y metáforas. La obra, al igual que el texto se divide en dos partes. De lunes a viernes antes de las tres, los días son grises, oscuros, llenos de sombras y elementos siniestros. De viernes a Domingo, hay azul del cielo, hay alegría, ternura, esperanza.
Elena Ferrándiz, nos dice con sus pinceles que el personaje está a punto de ahogarse, su expresión de angustia, melancolía y resignación nos lo dice a voces. Los cuervos, pájaros negros que acechan, que lo vigilan, los observan. Las sombras de los verdugos/as, sin definir, porque cualquiera puede ser verdugo. El rojo del coche, un coche que le condena pero que también lo salva, el dolor, una mirada hacia lo que se deja, a ese paisaje siniestro. Y por fin llegan esos días en los que se puede pintar de una eterna primavera el invierno gris. Un gato fiel, que siempre le acompaña, esas alas que le dan la libertad de estar en sitio seguro, esa carita dulce mientras juega a ser un niño al que le cuentan cuentos y sueña que es feliz.
Sin duda una obra en la que texto e ilustración se fusionan para ser uno, para ser esperanza de muchos y muchas.
Gracias Raquel Rodríguez por dar voz a los ahogan sus gritos de desesperación. Gracias Elena Ferrándiz por poner luz de esperanza y ser salvavidas con tus pinceles. Y gracias Julia Pérez Villegas por agarrar bien fuerte de la mano a estas dos maravillosas artistas y crear De Lunes a viernes antes de las tres.
Y cómo no podía ser de otra manera, esta obra ya está disponible en La Crisálida. Además del Lunes 25 al Domingo 31 de octubre, podréis conseguirla dedicada por su autora y con unas palabritas de Julia, su editora. Con el libro os enviaremos una preciosa lámina, llena de esperanza, ilustrada por su Elena Ferrándiz.
*Los libros se enviarán a partir del viernes 12 de Noviembre.