Hoy, miércoles 2 de febrero se celebra el #díamundialdelalecturaenvozalta. La organización sin ánimo de lucro LitWorld, impulsó esta iniciativa hace 12 años, y se mantiene a día de hoy. El objetivo de LitWorld, es reforzar y acompañar a los niños y las comunidades a través del poder de las historias, defendiendo la alfabetización como un derecho fundamental
La Editorial Flamboyant, se suma a esta iniciativa, como otros años y dedica la jornada a celebrar la importancia de la lectura en voz alta.
Ya he hablado en otras ocasiones de los múltiples beneficios que tiene leer en voz alta, tanto en las aulas como en el hogar. Leer en voz alta contribuye al desarrollo del lenguaje, la memoria, la atención, la escucha. Favorece el pensamiento crítico, estimula la imaginación, mejora el dominio de las habilidades expresivas y favorece el gusto por la lectura. Y cuando esta se practica como parte de una rutina ya sea en el centro escolar o en el hogar, este momento de lectura compartida estrecha vínculos, es un gesto muy sencillo y no lleva apenas tiempo.
Por otro lado, como librera, he pensado que la mejor manera de celebrar este día haciendo uso de lo que indica la festividad, para ello, he seleccionado un fragmento de la novela «Mi abuelo tenía un hotel» escrita por Daniel Nesquens, ilustrada por Bea Enriquez y editada por Anaya. Esta novela recibió el XVII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil.
Un lectura muy recomendada a partir de 8 años.
¿Qué nos cuenta?
En la voz de un nieto, narrador de la historia, nos cuenta cómo fue la vida en el Hotel Eloísa, el hotel de sus abuelos. Un lugar por el que pasaron cientos de personas, muchas de ellas estrafalarias, peculiares y con muchas manías.
Estamos ante una historia de humor, donde los personajes más excéntricos y raros acababan en el hotel del abuelo, una historia donde la ironía y lo absurdo nos divierte página tras página. Pero sin duda, esta es una historia de amor, respeto y tolerancia.
El abuelo, una persona sería, meticulosa y perdidamente enamorado de Eloisa, nos regala versos de amor, «reflexiones» como dice él, son versos delicados y tiernos.
A lo largo de los capítulos el narrador nos describe la relación de sus abuelos, él no llegó a conocer a su abuela Eloisa, pero eso no fue impedimento ninguno para que haya elaborado sus propios recuerdos, todo gracias a las historias que su abuelo le ha ido contando.
Otro amor que está presente es de los abuelos hacia los nietos, y viceversa. En toda la novela se respira una relación muy estrecha donde abuelo y nieto son cómplices , comparten recuerdos y reflexiones que atesoran toda una vida.
Otros valores que destaco de la novela son el respeto y tolerancia, muchos son los personajes que han pasado por el Hotel Eloisa, y gracias al saber estar, la empatía y el respeto de sus abuelos, han sabido convivir con sus huéspedes. Han respetado sus rarezas, incluso han sido partícipes de ellas. Sus visitantes se han sentido como en casa.
Sin duda es una novela que recomendaría a partir de 8 años en adelante.
Hoy os leo un fragmento del capítulo 11.
Desde aquí, quiero animar a todas las personas que me leéis a que practiquéis la lectura en voz alta todos los días del año, solo unos minutos, o aseguro que resulta muy gratificante tanto para las personas que leen como para las que escuchan.
#WorldReadAloudDay