Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero cuando uno ya lo ha perdido todo, incluido los seres queridos, ¿ qué nos queda? volver a levantarnos y el recuerdo de los que no están, el consuelo es poder vivir a pesar de todo y recordar sus palabras, sus rostros, olores… ¿ qué le dirías si pudiese hablar con uno de ellos?
«La cabina de teléfono en el jardín del señor Hirota» Heather Smith y Rachel Wada. A Fin de Cuentos.
A partir de 6 años
Este título puede parece largo y peculiar pero cuando os explique su contenido comprobaréis que no le sobra ni una palabra, confieso que iba a titular este post «Consuelo» porque es lo que me sugiere esta historia, pero al final lo he cambiado porque realmente creo que es importante reconocer este título como tal.
¿ Qué nos cuenta?
Es una historia basada en hechos reales, después de que el tsunami azotase la costa de la población Otsuchi, inspirada en la historia de «el teléfono del viento» de Itaru Sasaki.
Esta es la historia de Makio y el señor Hirota, una bella historia de pérdida y de superación del dolor desde el amor.
Makio y el señor Hirota contemplaban desde la colina como trabajaban los pescadores, jugaban a identificar al papá de Makio mientras descargaba el pescado del barco.
Eso mismo día llegó la gran ola y arrasó con personas y casas, todos en la aldea perdieron a alguien. La desolación y la tristeza inundaron los restos de hogares que habían quedado en pie.
El señor Hirota perdió a su hija y Makio a su padre, un día el señor Hirota sorprendió a Makio construyendo una cabina blanca, dentro un teléfono, antiguo y desconectado. Todos los días el señor Hirota entraba en la cabina:.
«¿Fumika? Soy tu padre. Te echo de menos»
Su voz flotaba en el viento y esos instantes para Hirota eran de consuelo, de alivio una forma de superar el dolor que sentía.
El señór Hirota, ofreció su cabina a todas aquellas personas que quisieran hablar con sus seres desaparecidos, incluido Makio que sumido en la rabia de la pérdida se negaba a utilizarlo hasta que un día :
«¿Papá?
Soy yo.
¿Me oyes?
Le he gritado al océano. Aún así, me ha dado los buenos días(…)
(…) te echo de menos, papá»
( Fragmento del libro )
Gracias al teléfono del viento que construyó en señor Hirota, el pueblo, silenciado por el dolor, fue recuperando poco a poco su voz.
La ilustraciones de la mano de Rachel Wada , podemos ver cómo van cambiando de tonalidades según transcurre la historia, comienza con colores azules, ocres y en medio de la catástrofe da paso a los grises y negros volviendo a recuperar los colores a medida que se van superando el duelo los personajes.
Sin duda es una historia que no te deja indiferente, es impresionante como se puede abordar la pérdida y el duelo con tanta belleza y delicadeza, es hermoso. No se me ocurre otra forma de describirlo. Te deja el corazón encogido pero al mismo tiempo te envuelve un sentimiento de paz reconfortante.
En palabras de la autora «Fue este sentimiento de esperanza y entereza lo que me inspiró a adaptar la historia para un público joven. Espero que al igual que Makio, los lectores descubran, que a veces, hay belleza en el dolor»
Un libro que ya es imprescindible en las estanterías de La Crisálida.