Los cuentos escatológicos juegan un lugar importante en la escala de prioridades de los primeros lectores. Confieso que no todos me llaman la atención, pero este ya es uno de mis favoritos.
- Texto: Laura Vila
- Ilustraciones: José Fragoso
- Editorial: Lata de Sal
- Edad recomendada a partir de 4 años
- Temas y valores: escatológico, cacas, wáteres, árboles, compañerismo, generosidad y empatía.
¿Qué nos cuenta?
Macaco es un mono que ha comido muchos higos y ahora se hace caca, está lejos de su baño. Como no se aguanta las ganas va trepando de árbol en árbol pidiendo que le dejen hacer sus necesidades en los baños amigos, pero ninguno está dispuesto a que lo utilice, ¡qué refinados han salido los animales!
¿Cómo resolverá Macaco su situación?
No quiero desvelar el final, solo os diré que «a ninguno le hubiera hecho daño dejar a Macaco utilizar el baño»
¿Qué nos aporta el texto?
Estamos ante una estructura rimada, donde narrador y protagonistas se combinan para dar vida al texto. Un álbum ilustrado que nos aporta mucha diversión y muchas ganas de…ejem, investigar sobre las especies de árboles que van apareciendo en la historia y de dónde son originarios. Un texto con muchas posibilidades para seguir tirando del hilo y jugar con sus rimas y vocabulario. ¿De cuántas maneras se le puede llamar a un wáter? ¿ y la caca? creo que en el libro salen unas cuantas, ¿te atreves a buscarlas?.
Si el trabajo de Laura Vila ha sido espectacular, el de José Fragoso no se queda atrás, las expresiones de Macaco en cada momento hacía que la tensión se fuese acumulando a lo largo de toda la historia, en cualquier momento Macaco podía explorar. Ha representado cada una de las especies de árboles que salen en la historia, destacando detalles significativos de cada especie. Y la caca, ¡qué bonita!
Valores que contiene, ¿valores? ¿un libro de cacas? sí, en el fondo es un libro que nos habla de la generosidad, del apoyo entre vecinos y la empatía. Por desgracia Macaco se encuentra en una comunidad de vecinos un tanto egoístas y remilgados, no quieren que use su baño. Digamos que anteponen sus escrúpulos a las necesidades del prójimo. Estoy segura que si supieran los que les estaba a punto de suceder le habrían prestado el baño gustosamente, y es que la falta de empatía juega malas pasadas.
Os aviso, ya está disponible en La Crisálida