Llegó el momento de coger el miedo, mirarlo, sacarlo de dentro y sentarlo a tu lado, porque a los miedos hay que escucharlos para entenderlos, de lo contrario cada vez son más y más invasivos.
El miércoles os hablé de los cambios y de las nuevas oportunidades. Nos pasamos la vida tomando decisiones, unas más sencillas y otras más trascendentales. ¿Por qué a algunas personas nos cuesta tanto tomar decisiones? Principalmente porque estamos condicionados por el miedo a la incertidumbre y la falta de control sobre lo que sucederá cuando demos un nuevo paso.
Seguro que alguna vez habéis deseado que otras personas decidieran por uno mismo, al menos podrías negarte, enfadarte o reaccionar de mil maneras. Pero cuando la decisión la tomas tú, la responsabilidad sobre consecuencias futuras te pueden paralizar , y así es el miedo, esa emoción que pretende protegerte pero que en ocasiones no te deja avanzar.
Y no os voy a engañar, no es fácil dar pasos, el miedo te provocan pensamientos irracionales sobre posibles escenarios catastróficos que te paralizan, hasta que llega el momento de coger el miedo, mirarlo, sacarlo de dentro y sentarlo a tu lado, porque a los miedos hay que escucharlos para entenderlos, de lo contrario cada vez son más y más invasivos. El miedo no debe de adueñarse de nuestra voluntad, nos puede acompañar con cierta distancia, o aunque desaparezca momentáneamente saber que puede volver.
Esto nos pasa a los adultos pero también a los niños y niñas, la diferencia está en que son miedos diferentes y muchas veces no somos conscientes de la influencia que ejercen sobre ellos. De pronto nos encontramos con que hay un cambio de humor, una regresión a etapas más infantiles, problemas de sueño, aislamiento o agresividad; pensamos que ya se le pasará o que se están volviendo irrespetuosos. Al igual que nos pasa a los adultos, en la gran mayoría de las ocasiones es miedo, provocado por cambios que para ellos son importantes. Estos cambios pueden ir desde la marcha de su mejor amigo de clase hasta la llegada de un nuevo miembro a la familia, o cambio laborar de alguno de los padres. Los niños y niñas interpretan la información según sus experiencias o experiencias de iguales que les han contado y eso puede desencadenar miedos y pensamientos irracionales.
Hoy os quiero recomendar un libro que nos habla de todo esto de una manera sencilla y directa, a mi me llegó en el momento adecuado, como todas las cosas que te resuenan en el interior.
«Cosas que cambian y a veces nos asustan» escrito por Rosa Sanabria e ilustrado por Robert García. Editado por Carambuco Ediciones. Es un libro que nos habla de esas cosas que cambian y que nos asustan.
Recomendado a partir de 4 años hasta…. que uno deje de sentir miedo .
¿De qué nos habla?
Rosa Sanabria, selecciona las historias de 5 niños y niñas que están pasando por una situación compleja, cambiante y que les proporciona reacciones diversas. Hay nervios, silencios, llantos, enfados, aislamiento, composturas, todas estas reacciones vienen determinadas por un sentimiento, el miedo, un miedo que no están escuchando que cada vez es más y más escandaloso.
Cuando tu mejor amigo se cambia de ciudad piensas que no habrá otra persona como él o ella, que no volverás a jugar ni a pasar momentos como los que pasabais juntos.Te sientes traicionado o traicionada y no entiendes por qué lo hace, entonces solo te sale, aislarte, no hablar del tema, tienes miedo.
Si vives en un piso de acogida y te dicen que una nueva familia te quiere conocer, te sientes muy feliz pero también hay mucho miedo al rechazo, porque deseas tener una familia y quieres gustar y que te abracen y que te quieran para siempre y no sabes si eso será posible, entonces lo único que quieres son mimos, y por conseguir abrazos y comprensión y en ocasiones regresas a etapas más infantiles buscando ese afecto.
O si tus mamás se separan porque ya no se quieren de la misma manera sientes la necesidad de enfadarte porque quieres que las cosas sean como siempre y no ves que es mejor vivir en dos casas diferentes y que tus madres no se peleen.
Y es que en muchas ocasiones el miedo se disfraza de emociones y actos que no entendemos muy bien y nos hace reaccionar de una manera totalmente opuesta como quisiéramos.
Hasta que alguien te mira y te dice que lo que tienes por dentro es un miedo que no estás escuchando, y te abraza, te sonríe y te acompaña a conocerlo, es entonces cuando el miedo sale y puedes entender qué es lo quiere tu miedo, una vez que lo conoces se hace pequeñito.
Y es que las cosas que cambian pueden asustar mucho, pero hay que dar la oportunidad de ver qué pasa, como dice la autora unas veces saldrá bien o otras no, pero hay que averiguarlo.
La historia está contada con mucha complicidad, detrás de las palabras de la autora hay mucho amor y comprensión. Los ejemplos que ha seleccionado Rosa Sanabria me ha parecido todo un acierto, son situaciones reales y actuales que puede vivir cualquier niño o niña en estos días. La secuencia de la historia es perfecta, expone las situaciones, muestra la forma de actuar de los personajes, habla del miedo, los personajes identifican sus miedos y nos muestran como se gestiona.
Destaco cómo la figura del adulto, que en muchas ocasiones, no es el que convive con el menor es el que se percata de la situación y ve en sus comportamientos el miedo. Este adulto, no es una figura que menosprecie al miedo, no lo ridiculiza sino que lo ve como quien mira a través de una ventana, y es una adulto que es capaz de acompañar al menor para que aprenda a mirar y a escuchar sus miedos.
La ilustraciones, sencillas, donde predomina el fondo blanco para que destaque lo importante sin despistar el ojo con detalles que no son necesarios, Robert García nos cuenta en la historia lo que no se escribe explícitamente, el miedo en forma de nubarrón negro, que está presente en cada uno de los niños y niñas de una forma: gritos, pis, hilos de una marioneta, trompetilla que que escucha cuando nadie le ve…El miedo se hace grande cuando nadie le hace caso y va menguando cuando lo miran hasta que la nube se va y desaparece.
¿Qué nos enseña?
Nos enseña a mirar, a dar importancia a las conductas que se salen de «la norma» para ese niño o niña, y a realizar un acompañamiento respetuoso en su proceso.
En el caso de los adultos también resulta útil recordar que el miedo puede desaparecer en algún momento pero que puede volver, y si es así, yo os recomiendo que lo miréis, le invitéis a salir y lo sentéis a vuestro lado para conocerlo un poco mejor.