Os habéis dado cuenta que nos pasamos gran parte del día diciendo «no hagas….», «esta quieto/a» , «no digas…» « no ….», no…» Si hacemos recuento de cuántas cosas prohibimos a nuestros pequeños y pequeñas os faltarían dedos de las manos y de los pies. Y si os digo que de todas esas cosas, valoréis en verdad qué prohibiciones son realmente necesarias, os sobran dedos de la mano, haced la prueba.
Os presento «Prohibido Prohibir». Escrito por José Carlos Andrés e ilustrado por Guridi. Editado por Tramuntana.
Recomendado para compartir a partir de los 2 años.
Nada más abrir el libro te encuentras con unas guardas que impresionan, están pintadas en el color de la prohibición por excelencia, el rojo, en grande y en letra mayúscula las palabras prohibido prohibir.
A mi, que me gusta leer las dedicatorias, esta no fue menos, siempre dan pistas interesantes sobre el sentir del libro, tengo que decir esta vez José Andrés ha dado en el clavo y nos desvela la clave del libro.
«A todas las niñas y niños que se cuestionan las prohibiciones absurdas, porque ese es el camino al a libertad (…)»
¿Qué nos cuenta?
De un forma muy natural y con un derroche de sinceridad y humor, José Carlos Andrés nos va presentando los interrogantes que se plantea un niño o una niña ante una prohibición. Son las niñas y niños del cuento los que van respondiendo desde su lógica y rebeldía. Algunas de las prohibiciones que nos retrata el autor son tan cotidianas como meterse el dedo en la nariz si no tienes un pañuelo, tocar los pechos de una estatua de piedra, jugar al balón en el césped, ¿por qué hay libros prohibidos?… A mitad del libro los protagonistas se manifiestan en contra de todas aquellas personas que se dedican a prohibir, y empiezan a proponer lo que sí que se debería de prohibir: las guerras, la desigualdad, el hambre… o directamente prohibir.
A los lápices, el inconfundible Guridi, del que ya os he hablado en otras ocasiones, esta vez combina sus trazos de colores y negros, con fondo blanco, sin apenas detalles que puedan despistar al ojo. Crea personajes de todos los tamaños y colores con trazos sencillos y llenos de movimiento.Como en otras ocasiones utiliza restos de papeles viejos para rellenar sus ilustraciones.
Pues con este manifiesto de prohibiciones y no prohibiciones, estos dos artistas nos invitan a pensar el lo absurdo del mundo de los adultos, en nuestras contradicciones y nuestra falta de empatía con la infancia.
Y es que realmente deberíamos reflexionar si cada vez que decimos «no…», es necesario decirlo, o quizás sea una norma absurda del mundo de los adultos que nunca nos hemos planteado, parte de nuestra mochila familiar, o simplemente egoísmo o comodidad. Seamos tacaños en los «prohibido», «no hagas» o «no digas» demos oportunidad de experimentar y que de prueben el acierto o la equivocación pero que sea una experiencia que puedan vivir ellos y ellas.
Yo personalmente apuesto por las mentes críticas e inconformistas porque de ellas es el futuro.