Una obra de enredos, como su título dice, que te hace viajar a la niñez, con intrigas, mentirijillas piadosas, inocencia, detalles y giros inesperados ¡Cuidado crea adicción!, te atrapa desde la primera pluma, perdón página.
Hoy ha llegado a La Crisálida, el libro «Enredo de plumas«, una obra escrita e ilustrada por el afamado ilustrador Alex Falcón y editada por el sello Pirracas.
No me atrevo a clasificarla en una edad recomendada, desde luego sería ideal para un momento de lectura compartida entre peques y adultos. Y como no, muy recomendable para adultos.
Un libro de gran formato, por su calidad y tamaño, combina la narrativa con 16 ilustraciones exquisitas a todo color.
¿Qué nos cuenta?
Enredo de plumas, es un obra protagonizada por un jovenzuelo un tanto picarón pero con la inocencia de su edad. Por insistencia de su padre colabora con la parroquia siendo el monaguillo, esto será el principio de todos sus males.
Una serie de catastróficas decisiones hacen que comience un enredo que difícilmente puede solucionar sino es con otro lío mayor. Nuestro protagonista comienza con muy buenas intenciones, no hay duda, pero su falta de responsabilidad y facilidad para liar la situación hacen que los problemas se acrecienten y se vean implicados más personajes.
En la obra nos encontramos con accidentes, incendios, robos, suplantación de la personalidad y muchos remordimientos.
¿Qué nos aporta?
Diversión, esta es una obra que pretende entretener, disfrutar de su narrativa, reírnos, despreocuparnos de todo y viajar a la niñez.
Nos evoca a tiempos pasados, donde el tiempo libre se pasaba en plazas, calles y atrios de las iglesia, jugando y tramando planes, imaginando las consecuencias catastróficas de algo que habíamos liado.
Es una obra que nos suscita interés desde el principio, con situaciones inesperadas que nos mantienen en conflicto, pensando qué sucederá a cada paso, estableciendo hipótesis que finalmente se salen de lo esperado.
Alex sabe que el ser humano es curioso por naturaleza, o cotilla según los queráis ver, sobre todo con la vida de los demás, y esto lo utiliza muy bien en su narrativa, describe con todo detalle a los personajes, por dentro y por fuera, el rol que tienen en esa microsociedad… Los nombres de los personajes…, son ideales, ¿no me digáis que no habéis conocido a un párroco Padre Venancio o al ricachón del pueblo llamado Don Gervasio? Ese guiño tan bonito a la maestra Violeta, me ha encantado, un personaje entrañable siempre disponible para que sus alumnos/as superen sus dificultades.La figura de madre, que lo educa y lo prepara la vida real; le enseña a ser una persona autónoma en el hogar y en la vida misma, la cual no tenga que depender de nadie en un futuro, me encanta. Alex, como buen narrador, nos ha metido en la piel de los personajes.
Sin duda es una obra que debería de estar en las estanterías de aquellas personas que valoran la buena literatura acompañada del arte de ilustrar.
Se me ocurre que también sería una manera muy bonita de establecer vínculos intergeneracionales, entre hijos/as, padres, madres,abuelos/as, tíos/as. La veo como una obra capaz de provocar curiosidad en los más jóvenes invitando a la generar preguntas en su entorno familiar relacionadas con la infancia de sus padres o de sus abuelos.
Muchas gracias Alex Falcón por este viaje al pasado!