¿Alguna vez has deseado despertar de un mal sueño?
Jacob, nuestro protagonista, lo deseaba cada día, deseaba despertarse y sentir que la realidad era otra.
- Texto: Pedro Mañas
- Editorial : Nube de Tinta
- Ilustraciones: Ed. Carosia
- Edad recomendada: 15 años
Jacob, un niño de 9 años, a punto de cumplir los 10 años, el día más esperado para él, se convierte el principio de su pesadilla. Una pequeña broma sin aparente transcendencia desencadena una serie de acciones que ya no tienen fin, ese día se rompe y ya no volverá a ser el mismo.
Es la diana de todas las burlas en el colegio, se paraliza, se avergüenza de lo que le está sucediendo, lo peor, que se normaliza, nadie dice nada, el miedo hace que todos formen parte del juego.
Este pequeño de 10 años recién cumplidos, ha dejado de pertenecer al mundo de la infancia, de las risas, de las ilusiones, de los juegos y los deseos. Su único oasis es su casa y sus dibujos, su vía de escape, el personaje justiciero que ha creado El Lobo, a partir de ese momento, será su compañero de viaje.
La situación no cambia cuando empieza de cero en otro centro, el miedo sigue siendo el denominador común, alimenta al lobo que lleva dentro. Antes de lo que hubiera deseado ahora es él el que forma parte de la manada. Jacob ya no existe, Lobo es su apodo.
Estar en un lado u otro, para Jacob, es estar atrapado, el miedo le hace ceder a los chantajes, se deja llevar, traiciona a los que confían en él, tomando malas decisiones y causando daño, así mismo y a los que le rodean.
Se dice que el miedo mueve el mundo, y qué gran verdad, el miedo te paraliza, te arrastra, te hace actuar como no hubieras deseado.
Como podréis comprobar estamos ante una historia intensa, sin tregua, te engancha desde el principio. He deseado que Jacob despertase de esa pesadilla y tomase las riendas de su vida, con determinación, que plantase cara, que hablase con su madre, con su padre, que pidiese explicaciones a su mejor amigo, que se disculpase una y mil veces con aquellos que le tendieron la mano y después traicionó. En esta historia hay dolor, pero también esperanza.
“Los malos” también están atrapados, en sus propios miedos, en sus carencias de todo, en su falta de empatía, complejos y falta de referentes a los que acudir. Nadie está libre de pertenecer a un bando o a otro, hay una delgada línea que los separa, la confianza en una mismo y la capacidad de alimentar al lobo adecuado de una forma equilibrada.
Gracias Pedro Mañas por ofrecernos otra mirada. Una situación de la que nadie está libre, todos hemos sido verdugos alguna vez.
Ya disponible en La Crisálida.