En el último post de Te cuento, Vamos a la cama I, hablaba del momento de ir a la cama y lo importante que era estar disponibles para los más pequeños de la casa en esas horas.
Ahora estarás pensando, vale, ¿y cómo lo hago?. No hay fórmulas mágicas, tienes que buscar la manera que resulte más atractiva. En cada hogar funciona una cosa diferente, e incluso en el mismo hogar, cuando hay varios hijos, no funciona lo mismo, y es normal ¿verdad?. Desde mi experiencia os propongo una serie de pautas que podéis ir probando.
El horario.
Es recomendable adecuar el horario de irse a la cama, de tal manera que dé margen para leer el cuento y charlar tranquilamente. Es preferible adelantar todas las rutinas del hogar, si es posible, puesto que a la cama con los niños no se puede ir con prisa, no sirve de nada, ellos se darán cuenta y te reclamarán para que estés presente en cuerpo y alma. Calcula que necesitarás al menos media hora. Ese tiempo será tu paréntesis del día. Después de todas las rutinas, trabajo, compras, tareas del hogar, viajes, os estaréis regalando a ti y a tu hijo/a en exclusiva media hora. Es fantástico o una miseria, según lo mires…yo prefiero ver el lado bueno de las cosas, tómatelo así o te angustiarás y no disfrutarás del momento. Ten en cuenta el tiempo que vas a emplear para planificar cuándo empezar. Por ejemplo: si acuestas a los niños a las 22 h, dedicas al momento de irse a la cama 30 minutos, más otro poco que tarde el pequeño en conciliar el sueño, ya serán las 23 h, y el niño no tendrá suficientes horas de descanso. Y si a ti te quedan cosas por preparar para el día siguiente, también se te hará muy tarde.
El lugar.
El espacio destinado para dormir debe ser tranquilo, con una luz tenue que permita leer el cuento y ver las ilustraciones. Con una lamparita de noche sería suficiente.
El ambiente.
Nada de distracciones dentro de la habitación, a esto me refiero con móviles, tablet, televisiones y demás aparatos. Si es posible, deja el teléfono fijo descolgado durante ese tiempo para evitar que suene y tengas que levantarte. Y el teléfono móvil apagado o fuera de la habitación para evitar distracciones.
Un cuento.
Elegid entre los dos el libro, o si te interesa leerle algo en concreto, guíale o proponle tú la lectura. En la Librería de la web tenéis una selección de cuentos que pueden ser muy apropiados para la hora de ir a la cama, y que he reunido en la sección lecturas compartidas.
La lectura, dependiendo de la edad, puede ser compartida, y estarás favoreciendo también un gran hábito. Mientras se lee se puede ir estimulando ese diálogo interior, realizar reflexiones en voz alta, conversar sobre lo que está sucediendo en la historia, ponerle en el lugar de los personajes, proponer soluciones o valorar las que se toman en la historia. Esto dependerá de la lectura, la edad del niño y la situación del día. Habrá días que se presten más al diálogo y otros sinceramente solo querrán escuchar el cuento.
Momento de compartir.
Cuando acabe el cuento pueden suceder varias cosas, esto va en función de la edad, los más pequeños (año y medio, dos años) te pedirán otro o que se lo vuelvas a leer y los más grandes (sobre los 8 años) se conformarán con esa lectura y llegará el momento guay de la noche, el de la charla. Este momento variará según edad de los niños pero también es cuestión de establecer un hábito. El momento de la charla, es para compartir cómo os ha ido el día, tanto el adulto como el pequeño. Es un momento muy importante, tu hijo se sentirá escuchado, seréis confidentes y se creará un clima de confianza precioso. Si quieres que tus hijos aprendan a compartir y expresar sus emociones tienen que ver que también lo haces tú. No estoy diciendo que debas contar todos los pormenores del día, pero sí manifestar con sinceridad si ha sido un buen día, si estás cansado, si hoy te han salido las cosas bien, o cómo crees que se pueden hacer para mejorar; tú eres referente para él y aprenderá de ti.
Despedida.
Después de hacer balance del día y confesiones varias llega el momento de la despedida, desearos buenas noches y que estarás para lo que necesite, un besito y buenas noches.
Y en resumen, esta sería una posible rutina para irse a la cama y disfrutar de una buena lectura en compañía. Estoy segura de que existen otras muchas formas de compartir los últimos momentos dulces del día con vuestros pequeños. Si queréis, podéis compartirlo a través de vuestros comentarios.
Espero que las lecturas que os propongo en La Crisálida, dentro de la sección lecturas compartidas os ayuden a terminar el día con buenas sensaciones.