¿Cuántas veces nos han dicho… “no estés triste”, “no es para tanto”, “otros están peor”? Sí, seguramente lo hagan con buenas intenciones. En ocasiones pienso que es una forma de evitar el malestar propio de quien no sabe cómo comportarse ante esas emociones. ¿Será que no se atreven o no saben como afrontar esa emoción y prefieren anularla en los otros?
“Un refugio para la tristeza” Anne Booth y David Litchfield. Andana Editorial.
Recomendado a partir de 5 años.
¿Qué nos cuenta?
Los protagonistas de este relato son un niño y su tristeza, no sabemos que le ha sucedido y tampoco importa, ya que no queremos juzgarla.
El niño nos cuenta que va a construir un refugio para su tristeza, página a página nos describe cómo será ese lugar, un lugar al que podrá acudir siempre que quiera, y un espacio en el que la Tristeza pueda comportarse como desee: puede quedarse quieta, moverse, abrir la ventana, acurrucarse, cerrar las cortinas…lo que necesite.
A medida que nos cuenta cómo será su refugio nos invita a crear nuestro propio lugar para la tristeza.
Una obra realmente conmovedora.
Las ilustraciones de David Litchfield son bellas, delicadas, llenas de detalles, nos representa a la Tristeza como un garabato azulado con un corazón, el ilustrador nos invita a ponernos en el lugar de la tristeza, ver la vida desde su ventana o formar parte de ella, nosotros elegimos en qué posición nos colocamos.
¿Qué nos aporta la obra?
Cuando seleccioné este libro para la librería no tenía muy claro si iba a cubrir mis expectativas, hay mucha literatura sobre las emociones y creí que sería uno más. Algunos de los motivos que me motivaron a seleccionarlo fueron que se destinaba la obra solo a una emoción, eso me gustó, no es fácil hablar de solo de la tristeza. Después leí que era un texto inspirado en las palabras de una mujer judía, víctima del Holocausto, pensé, esto se pone serio. Y por último vi una muestra de sus ilustraciones y texto y dije, ahora sí.
Tengo que reconocer que efectivamente, es una obra realmente profunda y reconfortante. Una obra que nos permite identificarnos con esa emoción en todo momento, no importa la edad que tengas, afortunadamente ya has sentido esa emoción en más ocasiones de las que desearías y eso hace que esta obra conecte con todos los lectores y oyentes que estén expuestos a sus palabras.
Necesitamos normalizar y darle el lugar que se merecen a todas las emociones, sean o no bonitas de sentir, nos han educado en una sociedad en la que las emociones “negativas” se evitan o se ocultan, como por ejemplo la tristeza, el miedo o el enfado
Si alguna vez has sentido que tu tristeza no es reconocida por ti o por los demás, este es tu álbum. Una lectura que retomarás siempre que lo necesites, te ayudará a explorar la naturaleza de tu tristeza, acogerla, caminar con ella y soltarla cuando así lo necesites.